sábado, 3 de octubre de 2009

Mi Hijo Convulsiona con Fiebre

     Una situación que ocasiona angustia a los padres, es vivir ingratamente  la presencia de un episodio convulsivo con fiebre en su hijo. Múltiples preguntas vienen  a la mente, relacionadas no solo con la posibilidad de que tal convulsión haya originado un daño en el cerebro, sino en relación con el riesgo de epilepsia en el futuro, retardo mental, repetición de las convulsiones, fallecimiento en caso de que unos de estos episodios repitiera, etc.
    

     La convulsión febril es un evento frecuente en los lactantes y menores de 4 años. En torno a un 4 a 5% de los niños tienen el riesgo de presentar en algún momento un episodio convulsivo febril. Estas son debidas a descargas que ocurren en el cerebro  y que son desencadenadas por fiebre. La fiebre es a menudo originada por diversos procesos, habitualmente de naturaleza viral o bacteriana,  ya sea una amigdalitis, un cuadro gripal, una infección de oído, etc.
    

     Por lo general estas convulsiones no dañan el cerebro  aún siendo prolongadas, si bien es preferible que su duración no sobrepase cierto tiempo, más allá del cual  pudiera producirse una lesión con graves consecuencias. Es frecuente que las convulsiones repitan, especialmente en los lactantes. Aproximadamente la mitad de los niños tendrá una nueva convulsión, sobretodo si la edad en la primera crisis es menor de un año. No obstante, la recurrencia de dichos episodios; es decir, la repetición de los mismos, no significa que el  niño sea epiléptico.
    

     Los padres se angustian mucho con estos episodios, pero es importante mantener la calma, no desesperarse en introducir objetos en la boca o intentar otras maniobras que pudieran ser perjudiciales para el niño. La mejor manera de ayudarlo sería acostarlo, colocando su  cabeza ligeramente lateralizada para prevenir los vómitos, o en los casos que sobrevengan, evitar su aspiración por las vías respiratorias; desvestirlo y comenzar de inmediato las medidas para bajarle la fiebre, especialmente el empleo de compresas húmedas que, sin duda, favorecen el control de la fiebre.
    

     Estas convulsiones febriles habitualmente son breves y una vez terminada la crisis no ocurren mayores problemas. Sólo si las convulsiones son de cierta duración, por ejemplo, más de 5 minutos, es conveniente trasladar el niño a una unidad de emergencia, donde le será aplicada medicación específica  para lograr el control inmediato de este episodio.
    

     Muchos padres de niños con convulsiones febriles se quejan de problemas de comportamiento y piensan que estas manifestaciones están relacionadas con la convulsión presentada. Por lo general, quienes cambian son los padres y no los niños, posiblemente por los efectos derivados  de la situación llena de angustia que han experimentado. Por ello, es recomendable una  orientación adecuada a la familia, plena de múltiples  interrogantes con relación a este trastorno.

    Conviene saber que aquellos niños que presentaron convulsiones febriles tienen habitualmente un desarrollo psicomotor normal que seguirá igual; por lo tanto, deben vivir en un ambiente natural normal, permitiéndosele que hagan todas las cosas que suelen  hacer a su edad, sin restricciones, ya que los efectos por sobreprotección no son favorables para el niño.

     Si bien la observación de una convulsión febril es una experiencia poco agradable, casi nunca  determina la aparición de epilepsia ni daño cerebral. Mantener la calma, proteger al niño de lesiones y bajar la fiebre rápidamente son una forma efectiva de ayudarlo. Su desarrollo seguirá normal y no tiene que presentar cambios en su comportamiento. Trátelo como un niño normal y consulte con el pediatra, quien le disipará todas las dudas y le orientará la conducta a seguir.


Contactos:
Dr. Joaquín Peña
Neurólogo - Pediatra
juaco949@hotmail.com




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